viernes, 21 de octubre de 2011

“Hay que abandonar los discursos fáciles”

Por Lucía Castro y Victoria Vergara del Pozo

Según el periodista y politólogo Mariano Roca, la inseguridad tomó tanta relevancia en la campañas políticas ya que en los últimos anos la población se ve muy influida por la televisión y los crímenes violentos ocupan una alta proporción de la cobertura de las grandes cadenas de noticias, sostiene que las tasas no son altas en comparación a otros países, como por ejemplo Brasil, pero que sin embargo, cualquier encuesta realizada en nuestras grandes ciudades va a arrojar que la inseguridad es uno de los mayores problemas que identifican los votantes. De ahí que las campañas políticas, particularmente las de los candidatos de la oposición, centren sus mensajes en el combate al delito y en la lucha contra la inseguridad.

- ¿Hay forma de lograr que se aborde el tema, sin estigmatizar a las personas de bajos recursos o pertenecientes al conurbano, por ejemplo?
La presentación sesgada de los grandes casos de inseguridad en los medios de comunicación contribuye a estigmatizar a los sectores de bajos recursos, en especial a quienes residen en villas miserias o en barrios carenciados. Si bien es cierto que la fuerte brecha social que aún existe en nuestro país contribuye a generar un caldo de cultivo para la proliferación del crimen, no hay una única causa que permita explicar el incremento de este tipo de hechos.
A la hora de utilizar indicadores para decir el grado de inseguridad – cuenta el periodista- se tomar en cuenta en mayor medida las violaciones, los secuestros, tomas de rehenes y asesinatos en ocasión de robo, que son los que más influyen en la sensación de desamparo. El caso de Candela Rodriguez fue muy significativo en este aspecto.

- Una vez plateado como eje de campana, ¿cómo se responde una vez asumido el compromiso de combatirla?
- Existen sólo eslóganes de campaña, como el famoso “mapa del delito” prometido por Francisco De Narváez o la incorporación de nuevos patrulleros que hacen tanto la Nación como la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, no se observa un verdadero programa de fondo para atacar las causas sociales que constituyen un verdadero caldo de cultivo para la proliferación del crimen. Hay solamente algunos esfuerzos aislados, pero no se observa un compromiso real con la solución del problema. Tampoco colaboran las fuerzas de seguridad, que arrastran viejos vicios de corrupción y muestran, en muchos de sus efectivos, poco apego por el respeto de las libertades individuales y de las
garantías constitucionales.

- ¿Es en algún punto contraproducente gobernar a un pueblo asustado?
Un pueblo asustado puede ser fácil de convencer, pero ejercer el poder con responsabilidad exige abandonar los discursos fáciles, y abordar los problemas en su complejidad, siendo sinceros con los votantes y advirtiéndoles que no existen soluciones mágicas para este tipo de problemas.

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