viernes, 21 de octubre de 2011

La lucha de los vicepresidentes

Por Hernán Zanella, Manuela Moyano y Lía Camps

Un nuevo capítulo se escribe en la historia política argentina. Pero en esta oportunidad, quiénes toman el protagonismo no son los candidatos a la presidencia, sino sus vice y las p
eleas constantes que mantienen para intentar alcanzar el máximo poder.

Las próximas elecciones del 23 de Octubre están cerca y la incógnita de siempre reflota en la sociedad argentina: ¿A quién debemos votar? Las primarias han sido un sistema perfecto a modo de parámetro para develar hacia dónde se inclina la balanza entre los distintos candidatos y, al parecer, Cristina Fernández de Kirchner tiene todas las de ganar. Sin embargo, en el momento de votar, poco se tiene en cuenta quiénes son los compañeros de fórmula que apuestan por la vicepresidencia. ¿Cómo es la relación que mantienen con sus respectivos compañeros de fórmula, cuáles son sus expectativas y a qué aspiran en el corto y largo plazo?


Es lógico pensar que los actuales candidatos a la Vicepresidencia aspiren a la sucesión de sus actuales compañeros de fórmula. Aún así, primero deberán mostrar efectividad y fidelidad por la ideología que representan. Es que, planteado el análisis, es ineludible pensar en la pelea de la actual presidenta de la Nación con Julio Cobos por la resolución de la 125 en el 2008.

El histórico desempate de Cobos y su voto “no positivo” en el Senado el 17 de julio de 2008, creó una situación inédita que precipitó una crisis política y que se confirmó con la derrota electoral del oficialismo el 28 de junio de ese mismo año: Un vicepresidente en plena actividad laboral haciendo campaña electoral desde la oposición. Una situación sin precedente.

Quizá por miedo a tropezar dos veces con la misma piedra Cristina Kirchner se tomó tanto tiempo para elegir a su vicepresidente, el ministro de economía, Amado Boudou.

Según reveló la presidenta, lo que la llevó a inclinarse por el economista fue el acierto que tuvo cuando le sugirió recuperar los fondos de las AFJP. Además Cristina había declarado que necesitaba al lado a un compañero que no le tuviese miedo a las corporaciones y le fuese verdaderamente fiel (en referencia a Cobos), cualidades que, según ella, Boudou reúne ampliamente.

Por su parte, Eduardo Duhalde sigue jugando las últimas cartas que le quedan. Sabe que una fórmula presidencial que discrepa entre sus integrantes no inspirará confianza a los votantes y decidió intentar una reconciliación con su compañero, Mario Das Neves. Es que al gobernador de Chubut le molestó que Duhalde hiciera tanto hincapié en denuncias de irregularidades en el escrutinio de las elecciones primarias, luego de una derrota por casi 40 puntos. Además el chubutense se mostró junto a la presidenta en un acto provincial y eso crispó los ánimos. De todos modos, Duhalde se acercó nuevamente a Das Neves y, citando a Carlos Menem, aseguró: “Estamos bien, pero vamos mal”.

El diputado nacional Ricardo Alfonsín, de Unión para el Desarrollo Social (UDESO), estará acompañado por el economista Javier González Fraga. Si bien entre los compañeros de fórmula no trascendieron discrepancias públicamente, es sabido que Alfonsín siempre quiso tener al lado al socialista Hermes Binner, por lo que su relación con González Fraga no es las mejores. Y sumado a su alianza con el candidato a gobernador de Buenos Aires, Francisco De Narváez, crecieron las tensiones en un partido que se presenta como radical, pero con alianzas que invitan a la duda.

Elisa Carrió competirá por tercera vez consecutiva por la Presidencia. En esta oportunidad se presentará con el legislador Adrián Pérez. El bajo porcentaje que la diputada de la Coalición Cívica obtuvo en las primarias, la desanimó por completo, y en el momento de enfrentar a los medios en su bunker el día de las elecciones, optó por ausentarse y enviar a Pérez en su lugar. Su imagen quedó un tanto deslucida así como también la relación con su compañero de fórmula, según informaron fuentes desde la mesa chica de Carrió.

Hermes Binner apareció con perfil bajo y con mucho más para ganar que para perder. El santafesino rechazó la propuesta radical y lanzó su candidatura a través del Frente Amplio Progresista junto a la periodista y senadora, Norma Morandini.

También lograron un triunfo parcial los representantes de la izquierda que consiguieron superar el piso del 1,5 por ciento en las primarias para participar de las elecciones definitivas. En esta coalición, el candidato presidencial, Jorge Altamira, representa al Partido Obrero; mientras que el vice, Christian Castillo, es un referente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). A pesar de haber conformado un frente para presentarse en las elecciones, la lucha entre estos partidos es histórica. Incluso se enfrentaron en los últimos años por la posibilidad de aliarse. Las diferencias persisten y, aunque buscan limar asperezas durante la campaña, el brindis de Altamira con Chiche Gelblung desató la polémica y resurgió la vieja disputa.

En la historia política argentina hubo solo seis vicepresidentes que lograron acceder a la presidencia por la muerte o enfermedad del Jefe de Estado (Carlos Pellegrini, Miguel Juárez Celman, José Evaristo Uriburu, José Figueroa Alcorta, Victorino de la Plaza, Ramón Castillo e Isabel Martínez de Perón) mientras que otros cinco decidieron renunciar, principalmente por diferencias ideológicas: Alejandro Gómez presentó su renuncia en 1958; Vicente Solano Lima en 1973; Víctor Martínez en 1989; Eduardo Alberto Duhalde en 1991 y Carlos Álvarez en el 2000, lo cual precipitó al país a una crisis política que, a su vez, se agudizó al renunciar el presidente y tener que aplicar la Ley de Acefalía.

Los desacuerdos entre presidentes y sus vice ya no son una novedad. Esta inestabilidad institucional que sufre la Argentina dentro del régimen democrático, hace más relevante el estudio del rol del vicepresidente, no sólo para los políticos, sino también para quienes los elegimos.


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